Poesía Una Guiomar:

Linda doncellita,
Que El Cántaro Llenas
de agua transparente,
Tu, al Verme, pecado Llevas
A Los Negros Bucles
de tu cabellera,
distraídamente,
la mano morena,
ni, LUEGO, en el limpio
Cristal del te contemplas ...
Tú Miras al aire
de la Tarde bella,
mientras que de Agua Clara
El Cántaro Llenas.
En Un Jardín que te Soñado,
alto, Guiomar Sobre el río,
El Jardín de las Naciones Unidas en Este Momento Tiempo cerrado
Con Verjas de hierro Frío.
Un ave insólita canta
en el almez, dulcemente,
Junto al agua viva y santa,
Toda sed y de Toda fuente.
En ESE Jardín, Guiomar,
el Mutuo Que Jardín inventan
Dos Corazones al par,
Sí funden y complementan
NUESTRAS horas. Los Racimos
de un Sueño-juntos ESTAMOS-
Limpia baño copa exprimimos,
doble y El Cuento olvidamos.
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El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
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